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Jesús Alberto Castillo: José Gregorio Hernández: ciencia y santidad.5 DE MARZO.

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Venezuela ya tiene a su primer santo. Se llama José Gregorio Hernández Cisneros. La grata noticia nos llegó el pasado 25 de febrero de 2025 por las redes sociales. Fue como una especie de elixir en medio de la tempestad que agobia al país. El papa Francisco, enfrentando un fuerte quebranto de salud, firmó ese día la canonización de este ejemplar venezolano sembrado como “el médico de los pobres” en el ideario colectivo. Es una maravillosa e histórica noticia. Desde El Vaticano anunció esa autorización papal que desde hace más de un siglo era un anhelo nacional.

El Sumo Pontífice, con los votos favorables de la Sesión Ordinaria de los Cardenales y Obispos, aprobó tan esperada canonización del beato venezolano, en reconocimiento a su fuerte devoción, entrega a Dios y multiples milagros. La canonización es el acto donde la Iglesia Católica declara santa a una persona fallecida. Los venezolanos celebramos con júbilo esta grandiosa noticia hacia el “siervo de Dios”, “el venerable”, el médico que estuvo siempre al lado de sus pacientes, sirviéndose con ahínco y afecto para su curación.

La infancia de José Gregorio Hernández estuvo marcada por el infortunio. Nació en Isnotú, pintoresca localidad del estado Trujillo, el 26 de octubre de 1864. Fue bautizado el 30 de enero de1865 en la población trujillana de Escuque. A los 8 años muere su madre, doña Josefa Antonio Cisneros, al dar a luz a una niña. El niño José Gregorio queda al lado de su padre Benigno con 5 hermanos: Isolina del Carmen, Sofía, Benjamín, César y Josefa Antonia. Fueron momentos de dolor que esa unida familia supo llevar para seguir adelante en su trajinar de la vida. La familia decide irse a Caracas para abrirse un camino de lucha y superación.

La ciencia y la santidad siempre estuvieron de la mano en este loable venezolano. Desde temprana edad incursionó en el mundo de las letras, al mejor estilo de la paidea griega, abordando a los filósofos clásicos y adquiriendo conocimientos en humanidades y ciencias naturales. En 1878 José Gregorio completa su formación académica en el colegio “Villegas” de Caracas, viviendo su fe cristiana al servicio de Dios. Al terminar sus estudios de bachillerato ingresa en 1888 a la carrera de medicina en la Universidad Central de Venezuela.

José Gregorio resume la vida de un creyente y católico practicante con la de un destacado científico. Cabalga en la transición de un siglo a otro llevando en una mano el estetoscopio y en la otra el santo rosario. Recorrió pueblos y caseríos montado sobre el lomo de un caballo o de una mula, siempre vestido a la moda con traje, corbata y sombrero, tal como lo recuerda el pueblo venezolano a través de sus fotografías y retratos. Atiende a pacientes enfermos de tuberculosis, lepra, viruela, sarampión, tifus, leishmaniasis, changas, malarias, entre otros.

En fin, José Gregorio Hernández fue el hombre de la ciencia médicas que se adentró en diversos hogares para curar y también propiciar la fe en Dios. Fue docente universitario, investigador, escritor e individuo muy culto. Hablaba español, francés, alemán, inglés, italiano, portugués y latín. También era músico y filósofo. El 29 de junio de 1919, cuando se dirigía a atender a una paciente, es arrollado por un vehículo en la esquina de Amadores, La Pastora. Es llevado al Hospital Vargas y muere, producto de la herida que recibió en la cabeza al caer y golpearse con el filo de la acera. Había vivido 54 años entre la ciencia y la santidad.

Su muerte, una ironía de la vida ante la escasez de vehículos de la época, causó gran conmoción en el país. El sepelio se realizó en el paraninfo de la UCV, su alma mater, y de allí fue llevado al Cementerio General del Sur. Hoy sus restos reposan en la Iglesia Nuestra Señora de La Candelaria de Caracas. Desde su muerte mucha gente le ha atribuido gran cantidad de milagros de sanación, creando una ferviente devoción hacia su persona. Desde 1949 se inició la solicitud para que la Iglesia Católica declarara su canonización. Valió el esfuerzo que hizo realidad tan anhelado deseo. Tal situación no le quita brillo a este laico católico por sus grandes aportes a la ciencia médica venezolana.

Profesor del Seminario Provincial San José, Cumaná, estado Sucre.

COSTA EL SOL

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