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La salud en Venezuela está en terapia intensiva y en un coma profundo, dijo Douglas León Natera

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Auscultar la salud de Venezuela no es difícil para el doctorDouglas León Natera, presidente de la Federación Médica Venezolana, porque conoce todos sus males y diagnostica que su estado es de terapia intensiva y  coma profundo a causa de este sistema de gobierno.

Doctor, en su condición de máximo dirigente gremial de los médicos, ¿fue invitado a la Jornada Pineda, de Barquisimeto, suponiendo que tiene como objetivo contribuir a mejorar la salud?

No he sido informado de nada.

¿Ni siquiera como especialista y docente universitario,  para que interviniera por video llamada?

No, y le repito: nada sé al respecto.

¿Cómo se encuentra, en estos momentos,  la salud en Venezuela?

Actualmente se mantiene muy mal. Por infortunios de la vida los administradores de la salud pública nacional no lo están haciendo nada bien. La inversión no llega a los hospitales y sí  se envía en algún sitio se queda,  y por ello, desafortunadamente, vemos que los hospitales públicos cada día están en decadencia. A unos  que otros les han dado algún recurso; pero, generalmente, el usuario, el venezolano de a pie, tiene que comprar todo el insumo y los materiales, para poder salir con bien de esos hospitales, los cuales están siendo promovidos por el Ejecutivo Nacional como si estuvieran funcionando eficientemente.

El paciente que no tiene de dónde sacar dinero, se ve obligado a quitar prestado, vender lo que pueda, solicitar contribuciones de familiares y amistades,  o acudir a fundaciones para conseguir lo indispensable y salvar su vida. Porque necesariamente tiene que ir a los hospitales, ya que no puede acudir a las clínicas por ser imposible debido a sus altos costos. Todo eso nos indica que los administradores de la salud no han hecho nada por mejorar la asistencia hospitalaria en el país.

¿Desde cuándo se viene agravando esta situación?

Es permanente, de gravedad y cada día, peor. No se sabe cuándo se acabará ese prolongado calvario. Los pacientes previamente se encomiendan a José Gregorio Hernández para que interceda ante   Papa Dios, a fin de  que les ayude al momento de llegar al hospital y algún recurso consigan para salvarse. No confían en que conseguirán lo que necesitan porque el Estado no le da cumplimiento a lo que reza la Constitución en su artículo 83: “La salud es un derecho social fundamental, obligación del Estado que lo garantizará como parte del derecho a la vida.”  El texto tiene otros agregados, pero lo principal ya está en ese enunciado. Resulta que si no se garantiza la salud tampoco se garantiza la vida. Cada día es peor. El paciente que entra en terapia intensiva es difícil que salga con bien y si sale más o menos bien alguna secuela tendrá. Así es la situación.

¿Cuántos hospitales hay en Venezuela?

296 fueron los hospitales que hace veinticinco años recibió este gobierno y en el transcurso de este cuarto de siglo, no obstante la enorme cantidad de dinero que entró por la renta petrolera, apenas fueron hechos cinco hospitales. De modo que a los 296 hospitales que dejó la mal llamada cuarta república, se le sumaron unos cinco, para un total de 301 en infraestructura, porque son cascarones administrados por el Ejecutivo Nacional y a los cuales la gente va a diario a buscar soluciones, que generalmente no consigue y si la consigue es milagrosa y externamente.

¿Y cuántos son los ambulatorios?

A los 4.793 que se encontraban funcionando en 1999 se le suman los del Barrio Adentro, que son los construídos por este gobierno en forma octogonal de dos pisos, que tienen 40 metros abajo para las consultas y  40 metros alta para que vivieran los cubanos, así como los CDI hechos también para los cubanos, estaríamos hablando de entre 10 y 12 mil ambulatorios, de los cuales funcionarán, si acaso, el 10 por ciento.

Del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, donde ya no hay suministro de medicinas como en el pasado, ¿qué nos puede decir?

El IVSS era una administración tripartita, una parte  atendida por el gobierno, otra por los empleadores y la tercera por el aporte de los trabajadores. Dejó de funcionar la tripartita cuando llegó el presidente Hugo Chávez y dijo ya no hay más tripartita y el funcionamiento quedó en manos del gobierno a su libre albedrío. A pesar de la crisis siguen llegando recursos al Instituto, el cual no debería tener la debacle que tiene actualmente en sus 65 hospitales y ambulatorios, que están de capa caída con alguna promoción para hacer ver que está funcionando, pero realmente ese organismo que debiera ser el órgano de la seguridad social en Venezuela, no es rector de nada. No hay seguridad social para nadie. Las pensiones están de hambre y con el dólar devaluado digamos que con alrededor de 2, 55 a cada persona no le alcanza para nada.

Ha habido mucha crítica acerca del funcionamiento del Ipasme, porque las instalaciones de los más de treinta centros de servicios médicos se han venido a menos. Realmente, ¿en qué condiciones se encuentra ese Instituto?

Esa es otra institución que funcionaba bien en el pasado para los trabajadores del magisterio; pero, desafortunadamente, no funciona en absoluto y, en consecuencia, los afectados mayormente son los maestros y los profesores.

Usted ha hablado de hospitales y ambulatorios. Pero, más allá de esas instalaciones, queremos saber lo relacionado con los profesionales de la salud. ¿Cuántos médicos hay actualmente en Venezuela y cuántos de ellos por cada cien mil habitantes?

Esa pregunta prácticamente es incontestable porque la diáspora nos ha quitado alrededor de 45 mil médicos de los buenos, que se nos han ido, y quedan aquí, aproximadamente, entre 55 mil y 60 médicos. Tampoco sabemos cuál es el número de habitantes que quedan en Venezuela, porque la diáspora nos ha llevado por lo menos 8,5 ó 9 millones de personas, sin tomar en cuenta esa maquinita que está por allá en el Darién o la que está por las trochas colombianas y otra al sur del estado Bolívar. No es fácil precisar el número de venezolanos de calidad, profesionales y trabajadores honestos  que se nos ha ido. Tampoco se puede saber el número de los antisociales arrastrados por el Tren de Aragua.

En cuanto a los ingresos percibidos por los médicos, ¿cómo están esos salarios?

En el pasado existían, establecidos por la Ley del Trabajo, los contratos. Esta administración desde 1999 y especialmente después del año 2003-2004 acabó con la contratación colectiva e impuso la práctica de aumentos por decreto, firmados por ministros y publicados en Gaceta Oficial. Un día aparece el encargado de la firma mayor y dice: “yo les voy a dar el 5 por ciento” y otro día dice: “les voy a subir el 15 por ciento.” Ese tipo de incremento como consecuencia de la devaluación del signo monetario es nada. Realmente, lo que hay es una suerte de burla para los trabajadores a través de una denominada normativa laboral impuesta por el gobierno  y aceptada por los sindicatos  patronales con nombres rimbombantes. Incluso, se dieron el lujo hace seis años que, después que ellos firmaron una normativa chimba, aceptaron lo que el gobierno hiciera y en lugar de vaselina, usaron tierrita para que pudiera entrar ese contrato con menos dolor.

Volviendo al tema específico de la salud, ¿cómo ha visto la aparición de enfermedades que ya habían sido erradicadas en Venezuela y parece no asombrar a nadie?

Increíble. Después de haber hecho un trabajo inmenso nuestros maestros, quienes fueron entre dos y cinco años a formarse en el exterior e inmediatamente regresaron a contribuir con la salud pública venezolana y dieron sus conocimientos al punto de haber entregado sus vidas por sanar al país, se ha perdido todo ese esfuerzo. Sin mencionar a José María Vargas, quien fue un pionero al comienzo de la República, siempre ha habido interés en los médicos por la salud pública. Y eso también se vió en el siglo pasado con personajes tan valiosos como José ignacio Baldó, Pérez Carreño, J. M de los Ríos, José Rojas Contreras (fundador de la Federación Médica Venezolana) y una gran cantidad de profesionales de la medicina que lograron que se declarara a Venezuela libre de muchísimas enfermedades epidémicas. Ahora,  cuando la medicina está tan avanzada, han regresado con mortíferas consecuencias, enfermedades sin ningún control, como dengue, malaria, fiebre amarilla, mal de chagas y hasta enfermedades de transmisión sexual. Todo ese tipo de enfermedades reaparecieron porque no hay ningún tipo de políticas de salud pública preventiva.

Hay un problema que se ha venido presentando en el medio rural y casi no ha tenido importancia porque las víctimas son campesinos: las mordeduras de serpientes y la falta de suero antiofídico. ¿Qué sabe usted de esta situación?

Es una situación muy triste porque en Venezuela había zonas de oriente, occidente, llanos y centro, donde se fabricaban esos sueros y resulta que en la actualidad no existen siquiera los centros socializados para tratar a los pacientes de mordeduras de serpientes. Cualquier persona que sea mordida por una serpiente corre en este momento el riesgo de morir porque, lamentablemente, no tenemos el suero a la mano. Si ocurre un caso en Guayana y hay que trasladarlo al Zulia, o viceversa, para tratarlo, es complicado hacerlo en forma oportuna. El problema es delicado y preocupante, porque las serpientes no se han acabado, sino por el contrario, hay cada vez más porque son muchos los campos que han quedado abandonados.

¿Han aumentado las enfermedades de transmisión sexual?

No obstante la orientación que se ha dado a nivel público e incluso los medios de comunicación han ayudado, la gente sigue cometiendo errores. No usa preservativos, no previenen. Hay personas jóvenes y no tan jóvenes que andan a rienda libre, infectadas e infectando, y lo más preocupante es que los centros sanitarios que debieran ocuparse del problema, están cerrados en un gran número.

Otro asunto que tampoco parece importante, pero afecta a millones de personas es el hambre y son incontables los niños que están creciendo pasando necesidades porque sus padres tienen ingresos tan bajos que no les permiten adquirir una alimentación adecuada

La desnutrición es una enfermedad crónica, que no la padecen las personas al momento, sino que es generada porque es producto de padres y abuelos desnutridos. En la actualidad cuando mucha gente está comiendo de la basura es, lógicamente, mucho mayor. La desnutrición no sólo se padece en el cuerpo sino también en el cerebro.

En conclusión, doctor, con todo lo que nos ha expresado, podría usted considerar que la salud en Venezuela, ¿está en terapia intensiva?

En terapia intensiva y en coma profundo, porque realmente es muy difícil que con este sistema de gobierno podamos salir adelante si no  pone empeño en cumplir con la Constitución en lo que obliga a dar salud y preservar la vida. Desafortunadamente,  de ese coma profundo no se puede salir sin voluntad para resolver la situación.

Pacífico Sánchez – El Impulso

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