Hace días atrás, específicamente el 5 de diciembre, se conmemoró en Venezuela el Día del Profesor Universitario, una fecha para reconocer la labor de estos integrantes de la academia, que abre sus puertas para la formación de los futuros profesionales.
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Por: Jesús Quintero | Corresponsalía lapatilla.com
Sin embargo, los docentes universitarios han padecido el declive de su calidad de vida durante los últimos años con salarios paupérrimos que no alcanzan ni siquiera para cubrir las necesidades básicas de su grupo familiar, como alimentación, transporte, vestido, educación, entre otros.
Son lejanos los días en que ser profesor universitario era sinónimo de bienestar y calidad de vida. En las universidades venezolanas, y particularmente en las instituciones públicas de educación superior, los salarios docentes son los más bajos de América Latina y el Caribe.
lapatilla.com conversó con varios profesores de dilatada trayectoria académica y profesional en la Universidad de Los Andes sobre las actuales condiciones del educador universitario.
El profesor Luis Alfonso Rodríguez destacó que “el docente universitario tiene una triple misión: hacer docencia, investigación y extensión. Todos estamos llamados a eso. Ahora bien, ¿cuál es la realidad? Una realidad fingida, pues vivimos en un país con salarios de miseria, donde un profesor muchas veces no llega a los 350 bolívares mensuales en aquello que mal se llama salario”.
A juicio del catedrático, “la misión asignada se ve rota por el incumplimiento de la misma ley, pero quien la rompe no es el docente, lo increíble es que lo hace el patrón, el Estado”.
“Los venezolanos tenemos que entender que la educación formal es clave en la sociedad, pero no es solo dar la clase, es construir conocimiento, es investigar, es estar en la actualidad, acción que no es financiada, y cada vez más se marca la disparidad entre las profesiones”, aseveró.
Enfatizó que “Venezuela necesita tener profesionales de todas las áreas, eso es ser universitario, mirar al universo con posiciones diversas, pero un mismo fin: la responsabilidad social de formar y forjar ciudadanos de bien, con ideales de progreso, con ética y con formalidad”.
Crisis de libertad
Mientras tanto, aulas de la Universidad de Los Andes en Trujillo, en la calma habitual de la investigación y la enseñanza, esconden un vacío silencioso. Una ausencia palpable, un espacio que grita por la justicia. Ante la falta de Gustavo Torres, un profesor que hoy se encuentra injustamente privado de libertad, víctima de una crisis política que arropa también a la universidad venezolana: la crisis de la libertad, afirmó contundentemente el profesor Johny Humbría, presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad de Los Andes (Apula) en Trujillo.
El Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Los Andes ha hecho seguimiento a este y otros casos de universitarios detenidos. La aprehensión de Torres ocurrió el 30 de julio, junto con las de dos estudiantes de esa misma institución. Su padre denunció el pasado 6 de septiembre que Torres fue trasladado desde Trujillo hasta la cárcel de Tocuyito, en el estado Carabobo, a más de 400 kilómetros de distancia.
Los más pobres de América Latina
Sobre la situación salarial, la profesora de la ULA, Maira Duque, reiteró la necesidad de demandar del Estado venezolano su atención hacia los profesores universitarios e inclusive la universidad toda. Estimó imperioso un nuevo acuerdo educativo por el que todos los que hacen posible la educación universitaria sean reivindicados y compensados dignamente por su esfuerzo.
En sus palabras dijo: “Entendemos que el país atraviesa dificultades y que el contexto que nos permitió desarrollar la actual infraestructura universitaria ya no existe, pero ello no puede justificar que sacrifiquemos la calidad de la educación como pilar para el desarrollo de la nación”.
La profesora continuó su reflexión: “Creo que es posible un nuevo pacto educativo para mejorar las condiciones y beneficios laborales de todos los trabajadores universitarios, sobre todo porque el país necesita sobreponerse a la crisis y ser competitivo, lo que solo podrá alcanzar de la mano de un sistema educativo fortalecido y orientado al desarrollo humanístico, científico, tecnológico y ecológicamente sostenible”.
Los docentes universitarios reciben bonificaciones salariales que no son cónsonas con la labor que realizan, mucho menos representan la realidad económica que atraviesa el país, razón por la cual deben emplearse en varias actividades para obtener los recursos que permitan cubrir los gastos propios y familiares.
El Observatorio de Universidades determinó tras un estudio que “el profesor que mejor salario percibe obtiene 27 dólares mensuales. Los profesores universitarios en Venezuela conmemoran su día siendo los más pobres de América Latina”.
Tras casi 1.000 días sin aumento salarial, los profesores que recién comienzan su carrera académica y tienen solo medio tiempo de dedicación, reciben 5 dólares mensuales por su trabajo.
A causa de esta crisis salarial, 32 % de los profesores universitarios come menos de tres veces al día, y 45 % ha tenido que vender o intercambiar bienes para comprar alimentos, según los datos de la última encuesta publicada por este observatorio.
De igual forma, 7 de cada 10 docentes se dedica a otras actividades, que no necesariamente tienen que ver con la labor educativa, para obtener ingresos y cubrir sus necesidades más básicas.
LA PATILLA