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Familias de La Toma afectadas por la crecida del Orinoco

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Este año, la crecida del río Orinoco volvió a golpear con fuerza a la comunidad de La Toma, parroquia Catedral, en Ciudad Bolívar. A finales de julio, tras intensas lluvias, el río se desbordó e inundó numerosas viviendas, obligando a decenas de familias a abandonar sus hogares.

‎Al menos 60 familias resultaron damnificadas y permanecen refugiadas desde entonces en la escuela Alejandro Vargas, ubicada en el sector El Cambao. El equipo de El Luchador conversó con algunos de los afectados, quienes relataron las dificultades que han atravesado.

‎“Dormíamos con el agua dentro de la casa”

‎Mayelin Camayaguan, una de las afectadas, contó que su familia pasó hasta una semana durmiendo con el agua dentro de su vivienda, resistiéndose a evacuar. “Desde el 24 de julio el río estaba subiendo, pero pensamos que no se iba a salir. El 28 o 29 ya era imposible quedarse. Este año sí fue fuerte, el río está creciendo una barbaridad. No es normal”, relató.

‎Comparó la situación con la crecida de 2018, que aunque también fue grave, no llegó a inundar su casa como ahora. “En 2018 no se nos metió el agua directamente, pero sí afectó a otros vecinos. Ahora veo que también están afectados en Caicara y hasta en Barinas”, expresó.

‎Camayaguan, de fe cristiana, lamentó las pérdidas materiales: “Sacamos lo que pudimos, como la nevera, pero se dañó. Ya no congela”. Contó además que su hijo de 10 años se enfermó tras permanecer varios días en condiciones insalubres, lo que finalmente los motivó a evacuar, gracias al apoyo de una vecina de El Cambao que les ayudó a llegar al refugio.

‎Con resignación, expresó su disposición a abandonar definitivamente la zona si las autoridades ofrecen una reubicación. “Si me ofrecen irme, me voy con los ojos cerrados. Espero una respuesta de las autoridades”, dijo.

‎“No quiero vivir esta vida más”

‎José Ortega, de 70 años, también tuvo que dejar su vivienda, pero no antes de pasar dos semanas con los pies en el agua, por temor a los robos. “Este año es peor que el de 2018. Por no querer dejar la casa sola, ahora tengo neuritis. Logré sacar el colchón, la nevera y una cama, pero lo demás sigue allá. Ya ni he ido a ver, porque está muy hondo”, relató.

‎Para Ortega, esta podría ser la última vez. “Si me reubican, no vuelvo más. Estoy cansado de esto. Es una zozobra, de aquí para allá. A mi edad ya debería estar tranquilo”, afirmó con firmeza.

‎Niños damnificados, familias a la espera

‎Leonela Álvarez, madre de tres niños de 3, 5 y 9 años, también fue evacuada tras el ingreso del agua en su vivienda. “Esto es un proceso fuerte. Ya lo vivimos en 2018 y ahora se repite. Los que más sufren son los niños, de refugio en refugio. Estuve dos días en la casa cuando ya el agua se filtraba. Protección Civil nos recomendó salir”, explicó.

‎Agradeció que la Alcaldía les ofreciera refugio, pero espera que la atención no se limite solo al albergue temporal. “Ojalá nos ayuden de la mejor manera posible. Somos muchos en esta situación, esperando soluciones”, dijo.


‎Yanitza Martínez

EL LUCHADOR

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