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¿Cuál es el papel de Venezuela en el tráfico de drogas hacia EE. UU.?

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Estados Unidos ha desplegado varios buques de la Armada y miles de soldados cerca de aguas venezolanas. El gobierno de Donald Trump afirma que el objetivo de este incremento de la presencia militar es combatir los envíos de droga que van de Venezuela a Estados Unidos.

Esta semana, la medida dio un giro drástico. El presidente Trump dijo el martes que las fuerzas estadounidenses habían abatido a 11 personas en un ataque contra un barco en el sur del mar Caribe que, según dijo, transportaba drogas desde Venezuela. Trump publicó un video que, afirmó, mostraba el ataque. El gobierno de Venezuela aseguró, sin aportar pruebas, que el video había sido creado con inteligencia artificial.

Las autoridades estadounidenses han dicho que los envíos de cocaína venezolana contribuyen a las muertes por sobredosis en Estados Unidos, y que la cocaína suele estar mezclada con fentanilo. Acusan al autocrático líder del país, Nicolás Maduro, de dirigir un cártel de narcotraficantes.

Maduro, en una conferencia de prensa llevada a cabo el lunes en Caracas, afirmó que el despliegue naval era “la más grande amenaza que se haya visto en nuestro continente en los últimos 100 años”.

¿Cuál es exactamente el papel de Venezuela en el tráfico de drogas? Y, ¿tiene Maduro vínculos con el negocio ilícito?

Esto es lo que hay que saber:

Venezuela no produce mucha cocaína, pero ayuda a trasladarla por el mundo

Venezuela prácticamente no está involucrada en el tráfico de fentanilo

Maduro ha sido acusado de tráfico de drogas

No es probable que el despliegue naval de EE. UU. detenga mucho el contrabando

La medida estadounidense parece tener como objetivo enviar un mensaje

Venezuela no produce mucha cocaína, pero ayuda a trasladarla por el mundo

Venezuela no es un gran productor de cocaína, pero sirve como centro para su distribución. Su larga y porosa frontera con Colombia —el mayor productor del mundo— y su extenso litoral brindan a los traficantes acceso a los mercados mundiales.

La debilidad de las instituciones estatales y la corrupción generalizada han cimentado el tráfico. Imputaciones estadounidenses y filtraciones de documentos colombianos indican que las fuerzas de seguridad venezolanas supervisan el envío de cargamentos de droga con valor de miles de millones de dólares.

Estimaciones realizadas por Estados Unidos en 2020 decían que anualmente pasaban por Venezuela entre 200 y 250 toneladas métricas de cocaína, es decir aproximadamente entre el 10 y el 13 por ciento de la oferta mundial.

Pero otros países tienen una participación mucho mayor en el movimiento de la cocaína. En 2018, 1.400 toneladas métricas de cocaína pasaron por Guatemala, según datos estadounidenses. Y el cultivo de cocaína en Venezuela es insignificante, a decir de los expertos.

A diferencia de los cárteles mexicanos, las bandas venezolanas dependen más de la extorsión local que del tráfico de drogas como fuente de ingreso, de acuerdo con el sociólogo David Smilde, quien estudia la violencia en Venezuela en la Universidad de Tulane.

Venezuela prácticamente no está involucrada en el tráfico de fentanilo

El fentanilo se produce casi en su totalidad en México con sustancias químicas importadas de China, según la Administración para el Control de Drogas (DEA), el Departamento de Justicia y el Servicio de Investigación del Congreso de EE. UU. México está cerca del mercado estadounidense, y los cárteles mexicanos ya controlan muchas rutas de contrabando de fentanilo.

No hay pruebas de que esta droga se fabrique o se trafique desde Venezuela o cualquier otro lugar de Sudamérica.

Aunque la cocaína en EE. UU. en ocasiones presenta rastros de fentanilo, según la DEA y algunos estudios académicos, los expertos afirman que cualquier mezcla sería hecha en México o dentro de Estados Unidos, no en Sudamérica.

Maduro ha sido acusado de tráfico de drogas

Fiscales estadounidenses acusaron al presidente de Venezuela de dirigir el Cartel de los Soles, un término utilizado para describir redes de élites militares y políticas que se benefician del contrabando de drogas y otros negocios ilícitos.

En 2020, el Departamento de Justicia acusó a Maduro y a 14 otras personas de conspirar con grupos armados colombianos para enviar cocaína a Estados Unidos, argumentando que él negociaba personalmente los envíos y suministraba armas a los traficantes.

Maduro no ha sido juzgado, y muchos de los cargos siguen sin probarse. Sin embargo, los analistas afirman que los ingresos ilícitos —procedentes de contratos amañados, narcotráfico, minería ilegal de oro y desvío de fondos estatales— contribuyen a garantizarle lealtad y a sostener su gobierno. Según los expertos, estos fondos fluyen hacia Maduro y su círculo íntimo, que incluye las fuerzas armadas y las élites del partido, un ejemplo de cómo opera el Cartel de los Soles.

“Si hay algo que se le da bien a Maduro es mantener a los altos mandos gordos y contentos”, dijo Geoff Ramsey, investigador principal sobre Venezuela en el Atlantic Council, un instituto de investigación de Washington. “Ha comprado a la cúpula militar y al aparato del partido mediante enormes esquemas de clientelismo y una red nacional de corrupción”.

Los expertos afirman que el Cartel de los Soles no es un cártel en el sentido convencional, sino una manera de referirse al sistema de clientelismo criminal de Venezuela. La frase, utilizada desde la década de 1990, hace referencia a la insignia del sol que portan los generales venezolanos, algunos de los cuales han sido implicados en el narcotráfico.

“Nadie va a decir ‘pertenezco al Cartel de Los Soles’”, dijo Smilde. “En realidad es una especie de ficción que se ha convertido en leyenda urbana”.

Según los expertos, los funcionarios venezolanos mantienen vínculos desde hace tiempo con grupos armados colombianos implicados en el tráfico de cocaína, primero con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y, más recientemente, con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que opera en Venezuela.

Varios exfuncionarios de alto rango que han roto con el gobierno han acusado a altos dirigentes de permitir o participar directamente en el comercio de drogas.

Pam Bondi, fiscala general de Estados Unidos, anunció recientemente una recompensa de 50 millones de dólares a cambio de información que conduzca a la detención de Maduro.

“Es uno de los más grandes narcotraficantes del mundo y una amenaza para nuestra seguridad nacional”, dijo el mes pasado.

No es probable que el despliegue naval de EE. UU. detenga mucho el contrabando

Casi toda la cocaína que va a Estados Unidos se mueve por el Pacífico, no por el Caribe, según datos de Colombia, Estados Unidos y las Naciones Unidas.

Alrededor del 74 por ciento de los envíos de cocaína hechos en 2019 se transportaron a través del Pacífico, principalmente desde Colombia y Ecuador, frente al 24 por ciento que pasó por el Caribe, según datos de la DEA.

“El corredor del Pacífico se consolidó como la principal ruta de tránsito de cocaína hacia América del Norte”, reportó este año la Armada de Colombia.

Las rutas de la cocaína son difusas y resistentes, y Estados Unidos no ha logrado desmantelarlas a pesar de décadas de esfuerzos y miles de millones de dólares invertidos.

La medida estadounidense parece tener como objetivo enviar un mensaje

Los analistas dijeron que el despliegue era más una demostración de fuerza que una estrategia antinarcóticos. Ramsey dijo que era poco probable que Trump, quien hizo campaña para acabar con las guerras, ataque a Venezuela.

“Más que una operación antidrogas, esta es una demostración de fuerza”, dijo Ramsey. “En última instancia, este es un intento de hacer alarde militar y ver qué resulta”.

La medida también responde a la política interna, añadió. Muchos votantes venezolanos y cubanos del sur de Florida que se oponen a cualquier vínculo comercial entre Venezuela y Estados Unidos se enfadaron por la decisión del gobierno de Trump de permitir que Chevron reanudara sus operaciones petroleras en Venezuela, y por las negociaciones directas que condujeron a la reanudación de los vuelos de deportación a Caracas. El petróleo es una importante fuente de ingresos para Venezuela.

Ambos acontecimientos fueron vistos como señal de un acercamiento que le daba legitimidad a Maduro.

Según los analistas, el despliegue naval es una forma de demostrar firmeza sin poner en riesgo la política estadounidense.

La medida también podría ofrecer otra ventaja. Trump ha recurrido a la Ley de Extranjeros Enemigos, una ley de tiempos de guerra, para deportar venezolanos sin el debido proceso.

Un tribunal federal de apelaciones estadounidense rechazó el martes el uso de esta ley para expulsar a los venezolanos, afirmando que no era aplicable dado que Estados Unidos no estaba en guerra con Venezuela.

Es probable que la Corte Suprema dicte la sentencia definitiva sobre la cuestión.

El gobierno podría utilizar el despliegue naval y el ataque al barco para justificar el uso de la ley, explicó Smilde, sobre todo si Venezuela toma represalias.

“Entonces resulta plausible que digan: ‘Ah, tenemos este conflicto en curso con Venezuela’”, dijo.

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