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Desde cerro Felipe..La paradoja electoral o la encrucijada sin rumbo..Por: Héctor Díaz..(parte I)..27 de enero.

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La paradoja se define matemáticamente como algo incoherente pero tiene sentido, así
podemos abordar el tema electoral en medio de una gran encrucijada política y de
situaciones que amerita un análisis profundo la cual nos ubique en el espacio y el tiempo real
para poder llegar a conclusiones pragmáticas. La convocatoria del CNE a varios procesos
electorales este año que acaba de comenzar (2025) colocó a los factores políticos
democráticos en una gran disyuntiva y con varios interrogantes que abre el debate interno sin
necesidad de pasar la página del 28 de julio, al contrario, como unimos el reclamo del triunfo
del 28 para propiciar otra derrota al gobierno fraudulento.
Desde la óptica del radicalismo se puede observar la canalización de la frustración, la
impotencia y la rabia hacía la abstención, pero recordemos que la misma no tiene efectos
legales, menos efectos políticos ya hemos tenido varias experiencias en el país, recordemos,
que creo que fue la primera, el voto nulo en 1973 impulsada por la Liga Socialista cuyo
mentor fue Jorge Rodríguez (padre), pero allí había una propuesta de los sectores de
izquierda que iba mucho más allá de un simple proceso electoral, como aglutinar a los
sectores populares en un plan de lucha para poder avanzar en la toma del poder, que para
aquella oportunidad, era algo descabellado ya que apenas el recién sistema democratico
apenas tenía quince años y en pleno desarrollo. En 1999 se da otro fenómeno abstencionista
por la crisis de los partidos políticos del bipartidismo, Acción Democrática y COPEI se
debaten internamente a tal punto, que en pleno proceso proceso electoral, retiraron sus
candidaturas presidenciales, lo que generó un descontento y fue aprovechada por Hugo
Chávez Fría quien logró el 63% de los votos válidos y con una abstención del 40% eso
debería haber obligado a los partidos políticos a revisarse internamente, lamentablemente,
no se hizo.
Luego vino el proceso de la Constituyente cuyos resultados arrojaron una abstención
del 54% es decir, tenemos una Constitución que carece de mayoría, pero es legal y con un
elemento de cifras como votos nulos del 15% la cual arroja una abstención del 69% y allí los
números demuestran que fue derrotado el gobierno, proponente de la reforma de la
Constitución, y los factores democráticos que acompañaron aquel proceso electoral. Pero
existe otro elemento que antecede a la elección de la Asamblea Nacional Constituyente,
como lo fue el Referéndum para la convocatoria, donde de 11.022.031 electores registrados,

apenas votaron 4.137.509 es decir, el 37% y esa convocatoria no tuvo mayoría, aunado a un
7.26% que votó en contra de la primera pregunta y un 12.75% que también votó en contra en
la segunda pregunta y 209.689 votos nulos, esa fue la primera derrota del chavismo, pero sin
bases legales ya que nuestras leyes electorales no prevén la segunda vuelta ni los
porcentajes donde se respete la mayoría de los inscritos ante el registro electoral.
En el 2005 nuevamente los factores democráticos llaman a la abstención del voto en
las elecciones parlamentarias, quedando solo el MVR (hoy PSUV) y Polo Patriótico, y por
una lógica numérica, logran la hegemonía total del cuerpo parlamentario. Esa mayoría
absoluta permitió cambiar todo el esquema jurídico del país, así como el nombramiento de
los cinco poderes en los cuales reposa el Estado. Allí la oposición se abstuvo porque no
habían garantías electorales (nunca las han existido) y le entregamos en bandeja de plata al
gobierno todo el poder jurídico, habidos y por haber, para que hiciera lo que le diera la gana y
en esos cinco años lo que se escuchó fue el lamento de ese error de táctica, pero como dice
el dicho popular “después de ojo afuera, no vale santa Lucía”. La abstención del 2005 logró
cifras astronómicas, apenas fue a votar, y con números abultados, el 25% de la población
electoral y fue otra derrota para el gobierno, matemáticamente, ¿Pero, de nada valió?.
En el año 2010 nuevamente elecciones parlamentarias y allí sí participan los factores
democráticos, con las mismas condiciones del 2005 y se logra capitalizar 33 parlamentarios
la cual despoja al gobierno de la mayoría absoluta y aún con eso el gobierno juega a la
estrategia de las morochas, mecanismo que es ilegal ya que atenta en contra de las minorías
y de los cocientes electorales, es por eso, que la diferencia numérica es apenas del 1%, es
decir, el partido de gobierno y sus morochas obtienen 5.423.324 votos para 98 diputados y la
unidad democrática obtiene 5.320.364 votos, con 33 diputados y aparece nuevamente la
trampa de los circuitos electorales impuesta por el gobierno y un CNE complaciente ya que la
diferencia fue menos del 1%. Estos parlamentarios electos por la oposición no asumieron el
trabajo desde el parlamento, algunos que otros, sí se mantuvieron en la línea de las
denuncias y de destapar ollas de corrupción administrativa, lamentablemente, con una
Contraloría General de la República arrastrada a las órdenes de Miraflores, ciega, sorda y
muda frente a los innumerables casos de desfalco que se han dado a lo largo y ancho del
mal llamado “proceso revolucionario”. Pero, en todo caso, esta votación permite tener voz y
votos en uno de los escenarios más importantes del poder y asiento oficial de las leyes.
La cultura abstencionista parecía que ya estaba pasando de moda, pero el CNE
seguía teniendo la más baja opinión del pueblo venezolano, su descrédito como ente

tramposo y nada transparente se mantenía en los más altos niveles, eso alejaba a la
población de las consultas electorales, claro, quién estaba detrás de esa direccionalidad era
el propio gobierno por conveniencias de la hegemonía que perseguían y aún persisten.
En el 2015 se rompe el hechizo y los factores democráticos en unidad arrasan
totalmente con las elecciones parlamentarias con una mayoría calificada y una derrota
catastrófica para el partido de gobierno y obliga a Miraflores a recurrir a golpes bajos nada
democráticos, apelando a la toga y birrete rojo del TSJ para eliminar tres parlamentarios del
Amazona bajo una burda maniobra jurídica que no tenía sentido en el ámbito de la legalidad
constitucional y electoral, pero como controlan todos los poderes, los magistrados que sirven
de mandaderos ejecutaron la sentencia para despojar a los factores democráticos de la
mayoría calificada, por cierto, una maniobra jurídica amañada muy parecida a la ocurrida con
los resultados de las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024.
Héctor Díaz. Corresponsal de CauraTv en el Estado Trujillo.

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