Vance fue enviado para demostrarle a la Unión Europea que las relaciones cambiaron diametralmente, un divorcio porque quedan fuera de las negociaciones sobre Ucrania, lo que es un entierro de OTAN junto con Ucrania
Me disculpo formalmente con J. D. Vance, vicepresidente de los EE. UU, de quien escribí hace poco con prevención, repitiendo lo que a la luz de hoy parecen consejas de la prensa norteamericana y ojalá sea así. Circuló con mucha fuerza que el joven senador, electo a los 37 años por Ohio, exmarine, escritor exitoso de la obra Hillbilly elegy, empresario de riesgo, era criatura de media docena de teóricos alocados: Murray Rothbard, Hans Herman Hoppe, Nick Land, Richard Spencer, Curtius Yarvin (“Mencius Molburg”), Gilles Deleuze y Felix Guattari, los mismos que enloquecieron a Milei sin enseñarle de criptomonedas y a no ser tan patán. Hacíamos a Vance, por efecto de la prensa woke, un fundamentalista contaminado de teorías esotéricas, abominables, el batiburrillo: alt-rigth, paleoconservadurismo, anarcocapitalismo, ilustración oscura, antihumanismo, posthumanismo, hiperstición, aceleracionismo, etnoestado blanco (Evo Morales, pero al revés), racismo, antisemitismo, xenofobia.
Los teóricos mencionados, defensores extremos de las malolientes identidades de “genero”, “étnicas”, “de clase”, como los marxistas, pero de derecha. Consideran banales, malignos y se burlan de los valores ilustrados, igualdad, democracia, pluralidad de pensamiento, separación de poderes, Derechos Humanos. Proponen que, en vez de presidente, un CEO dirija los Estados Unidos o una monarquía como la de Isabel I. Son enemigos conceptuales declarados y explícitos de la democracia, pero hablan estúpidamente de libertad, un gatuperio, porque no entienden que los únicos lugares donde existe libertad es porque hay instituciones democráticas.
Pero algo totalmente distinto de esas prédicas enfermas, oímos en las dos reuniones “europeas” en las que se estrenó el vicepresidente Vance, Múnich y París. En la Conferencia sobre Seguridad de Múnich, al terminar los reconocimientos y elogios a la ciudad, lo que despertó aplausos en los concurrentes, Vance desliza lo que luego entendimos no era una afirmación de relleno o cortesía: “espero que estos no sean los últimos aplausos que reciba”. Comienza esta brillante, valiente y atronadora exposición con un rayo: “más que…Rusia o China, la verdadera amenaza a Europa es el abandono de los valores fundamentales de la democracia”. Ciertamente, hay un avance totalitario light, plasmado escandalosamente en la grosera y engañosa versión que transmitían los grandes medios sobre la guerra en Ucrania.
Expulsan artistas y directores de orquesta rusos, suspenden conciertos de Ana Netrebko, cancelan cursos sobre Dostoievsky no se puede decir que los animales no tienen género sino sexo y que hay solo dos; el pánico de los hombres hasta para mirar a una mujer en el metro. Viví una insólita experiencia personal; había firmado contrato para publicar un libro, y al final el editor se excusó porque temía retaliaciones de activistas contra la editorial. Destaca Vance la paradoja de que todos los disparates “que hace Europa, desde la guerra de Ucrania hasta la censura digital, los presenta como defensa de la democracia”, pero “más que hablar de valores democráticos, debemos vivirlos”. Removió incidentes aislados que trasuntan la falta de escrúpulos, la pequeñez política e intelectual, el déficit de decencia en la gestión de Úrsula Von der Leyen y su equipo, así como de la coalición que la sustenta.
Desnuda la descomposición de las instituciones europeas, que sin empacho declaran nulas las elecciones en Rumania, porque no les gustaron los resultados, mientras se escandalizan cuando otros hacen algo parecido. “En Rumania anularon una elección por tenues sospechas de una agencia de inteligencia, pero básicamente por la enorme presión de sus vecinos. El argumento era que la desinformación rusa afectó las elecciones…pero sí una democracia no puede soportar unos cientos de miles de dólares de publicidad extranjera, no sería muy fuerte… las democracias son menos frágiles de lo que se piensa… y llegamos a Múnich, donde los organizadores han prohibido la asistencia (a este evento) a partidos populistas…”. Manifiesta su temor de que con esos precedentes, pudiera ocurrir lo mismo en Alemania en las elecciones de este 23 de febrero, precisamente con AFD.
Autocríticamente se refirió a la mengua de la libertad de expresión, la persecución de opiniones disidentes en EE. UU, y en Europa, y afirma que limitar la participación de los partidos en los procesos electorales lesiona la legitimidad de la elección. Señala la necesidad de incluir todas las corrientes, con el ejemplo citado de que a la AFD no le permitieron entrar al evento: “no podemos estar de acuerdo en todo, pero cuando se trata de partidos importantes, hay que dialogar. Cuestiona la inmigración descontrolada, que genera graves problemas y las supuestas políticas verdes. Hace memoria sobre la configuración de la geopolítica después de la guerra mundial, el triunfo de la democracia sobre el totalitarismo y la etapa de “la guerra fría, en la que se enfrentaron tiranía y democracia…un bando censuró disidencias, cerró iglesias y canceló elecciones…”
“…ellos perdieron por no dar importancia a las bendiciones extraordinarias de la libertad para errar e inventar, construir. No se puede forzar la innovación ni dictar pensamientos ni creencias”. Ahora “veo a los ganadores de la guerra fría en Bruselas, comisarios de la Unión Europea anunciando que cerrarán redes sociales, a organizaciones civiles perseguir contenidos de odio y a la policía en redadas contra quienes publicaron ideas antifeministas para enfrentar así la ‘misoginia’”. El retroceso de la libertad lo ilustra con ejemplos asombrosos. El bochorno de abrir proceso judicial contra Adam Smith Connor, un hombre que rezó en silencio, sin perturbar nada ni a nadie, a 50 metros de una clínica de abortos, como penitencia porque décadas atrás, él y su novia decidieron que ella abortara.
En octubre el gobierno escocés dirigió cartas a los ciudadanos avisándoles que “rezar privadamente en sus casas violaba la ley”. En la Unión Europea comienza a materializarse la pesadilla de Orwell, “el criminopensar”, pero reconoce que el estímulo a la censura proviene de EE. UU y acusó al gobierno de Biden de presionar a los medios y las redes en “lucha contra la desinformación…con Trump…se puede discrepar… defenderemos el derecho a expresar en público acuerdos o desacuerdos…la palabra desinformación es soviética y sirve para calificar a los que no están de acuerdo con nosotros”. En la reunión de París sobre Inteligencia Artificial, Vance volvió a encarar el totalitarismo light. Una reunión para restringir, reglamentar, “someter a la I.A garantiza su estancamiento, impedirá que se desarrolle. EE. UU no permitirá que sus grandes empresas tecnológicas sean asfixiadas por Europa”.
Vance fue enviado para demostrarle a la Unión Europea que las relaciones cambiaron diametralmente, un divorcio porque quedan fuera de las negociaciones sobre Ucrania, lo que es un entierro de OTAN junto con Ucrania. Para mayor réquiem, Von der Leyen tendrá que pagar 500 mil millones para la reconstrucción de la patria amada de Zelensky. Marcos Rubio y Serguéi Lavrov se reunieron en Riad para preparar el encuentro Trump-Putin y reanudar las relaciones EE. UU-Rusia. La nota patética: el presidente de la Conferencia de Seguridad, Christoph Heusgen, embajador en ONU, posiblemente se pasó ese día con el tratamiento de estrógeno. Le hirió intensamente el discurso de Vance, se fue en llanto y no pudo terminar la alocución de clausura. Al verlo, también se me aguaron los ojos, pero lo superé.
@CarlosRaulHer