Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, cedió este jueves 180.000 hectáreas agrícolas al Movimiento Sin Tierra (MST) de Brasil. Las tierras, expropiadas en 2008 bajo el gobierno de Hugo Chávez, forman parte de la hacienda “La Vergareña” en el estado Bolívar. En una cadena nacional, Maduro destacó que esta entrega fortalece la unión entre pueblos suramericanos. Según estimaciones privadas, las expropiaciones chavistas abarcan nueve millones de hectáreas, un dato que el régimen celebra como “rescates”.
Maduro calificó el traspaso como un hito para su proyecto “Patria Grande del Sur”. Afirmó que “La Vergareña”, más extensa que la isla de Margarita (un 68% más), posee tierras fértiles ideales para la producción. Roxana Fernández, del MST, aseguró que impulsarán la soberanía alimentaria en Venezuela, un país que sufrió escasez severa durante la recesión, vinculada por expertos a controles estatales y expropiaciones.
Tierras expropiadas: ¿Progreso o propaganda?
El MST, fundado en 1984 en Brasil, aboga por repartir tierras a campesinos pobres, aunque sus métodos generan polémica. Fernández prometió convertir “La Vergareña” en un modelo global, pero Maduro omitió detalles del plan. Críticos dudan del impacto real, recordando el declive agrícola tras expropiaciones pasadas.
Alianzas y dudas sobre las tierras entregadas
El PT de Lula, aliado histórico del MST, respalda esta iniciativa, reforzando lazos con el chavismo. Sin embargo, analistas cuestionan si la entrega revitalizará la producción o será otro gesto político vacío. Las 180.000 hectáreas simbolizan una apuesta arriesgada en medio de la crisis venezolana.
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