Hay argumentos hasta para ir al infierno, más, la política de un país debe estar determinada por los intereses de sus ciudadanos y no de los de sus partidos políticos. En los últimos tiempos no coinciden ambos intereses, pareciese que un zanjón se ensancha cada vez más entre unos y otros.
El régimen desconoce la voluntad soberana de elegir como presidente a Edmundo González Urrutia, convoca un proceso para consolidar la usurpación y, contra todo pronóstico político, ético, recibe el apoyo de algunas organizaciones partidistas para conspirar contra la voluntad democrática y libertaria de la Nación. Se unen al usurpador que los ha intervenido, ilegalizado y dividido. Los ciudadanos buscan una respuesta a tal contrasentido, queda la sospecha de estar frente a un jugoso acuerdo, extraño a los intereses nacionales.
Algunas preguntas nos pueden orientar en este extraño juego del calamar. Se alega la defensa de los espacios regionales, municipales. ¿Por qué no defender la elección soberana del gobierno nacional, el cual rige el espacio nacional todo, decidida ya favorablemente por los ciudadanos, a los cuales se dice representar?
La segunda pregunta ¿Pueden ser más importantes las elecciones de gobiernos municipales y regionales que la elección presidencial? ¿El CNE gubernamental, el cual no respeta la elección de la máxima representación de la República, por qué habría de respetar los resultados de elecciones municipales y estadales? Solo una respuesta: porque no las considera riesgosas para sus propósitos de usurpación, o es acaso que podrá acomodar los resultados a su interés, ¿hay algún acuerdo previo?
Pareciera que se trata de defender lo menor IRRESPETANDO lo mayor, regalándolo.
¿Cuál ha sido la experiencia del país sobre quienes proponen participar y han sido electos en procesos anteriores?: gobernadores bloqueados por un Protector de Estado, con más presupuesto y poder; alcaldes detenidos y sustituidos por miembros del PSUV, especialmente en el Zulia; diputados, concejales perseguidos, encarcelados; los que corren a Miraflores a retratarse con el usurpador.
Podemos concluir que hay alguien interesado en cambiar el oro de la voluntad soberana por espejitos del fraude.
Luis Enrique Vizcaya Subero.