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Los testimonios que describen las escenas de saqueos y asesinatos en masa, incluso de niños, en Siria.10 marzo

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Las escenas de violencia se han multiplicado los últimos días en varias regiones de Siria.Información del artículo

  • Autor,Lina Sinjab
  • Título del autor,Corresponsal de la BBC en Medio Oriente

El presidente interino de Siria, Ahmed el Sharaa, hizo un llamamiento a la unidad en el país, mientras la violencia y los asesinatos de represalia continuaban el domingo en zonas leales al derrocado exlíder Bashar al Assad.

Cientos de personas han huido de sus hogares en las provincias costeras de Latakia y Tartus, consideradas bastiones del apoyo a Assad.

Los residentes locales han descrito escenas de saqueos y asesinatos en masa, incluso de niños.

En Hai Al Kusour, un barrio predominantemente alauita de la ciudad costera de Baniyas, los residentes describen calles llenas de cuerpos dispersos, amontonados y cubiertos de sangre. Hombres de diferentes edades fueron asesinados a tiros allí, según testigos.

Alauitas bajo el punto de mira

La secta alauita es una rama del Islam chií y representa alrededor del 10% de la población de Siria, que es mayoritariamente musulmana sunita. Asad pertenece a esa facción.

A los ciudadanos de esas regiones les asustaba incluso mirar por la ventana el pasado viernes. Aunque la conexión a internet es inestable, cuando la obtenían se iban enterando de la muerte de sus vecinos a través de publicaciones en Facebook.

Alauitas en Siria
Pie de foto,Los alauitas de Siria viven aterrorizados ante las amenazas de los radicales.

Un hombre, Ayman Fares, declaró a la BBC que su reciente encarcelamiento lo salvó.

Había publicado un video en su cuenta de Facebook en agosto de 2023 criticando a Asad por su gobierno corrupto. Fue arrestado poco después y liberado solo cuando las fuerzas lideradas por islamistas excarcelaron a los prisioneros después de la caída de Asad en diciembre.

Los combatientes que asaltaron las calles de Hai Al Kusour lo reconocieron, por lo que se libró de la muerte, pero no del saqueo. Se llevaron sus automóviles y continuaron asaltando otras casas.

«Eran extraños, no pude identificar su identidad o idioma, pero parecían ser uzbekos o chechenos», me explicó Fares por teléfono.

Y agregó: «También había algunos sirios con ellos, pero no de la seguridad oficial. y había algunos civiles entre los que llevaron a cabo la matanza».

Fares aseguró haber visto a familias asesinadas en sus propias casas, y mujeres y niños cubiertos de sangre. Algunas familias subieron a los tejados para esconderse, pero no se salvaron del derramamiento de sangre. «Es horrible», afirmó.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Reino Unido, documentó la muerte de más de 740 civiles en las ciudades costeras de Latakia, Jableh y Baniyas.

Otros 300 miembros de las fuerzas de seguridad y restos del régimen de Asad han muerto en enfrentamientos, según testimonios.

La BBC no ha podido verificar de forma independiente el número de muertos.

La masacre en Baniyas

Fares relató que la situación se estabilizó cuando el ejército sirio y las fuerzas de seguridad llegaron a la ciudad de Baniyas, donde expulsaron a otras facciones y establecieron corredores para que las familias pudieran acceder a zonas seguras.

Ali, otro residente de Baniyas que nos pidió que no usáramos su nombre completo corroboró el relato de Fares. Ali, que vivía en Kusour con su esposa y su hija de 14 años, huyó de su casa con la ayuda de las fuerzas de seguridad.

«Vinieron a nuestro edificio. Nos asustaba oír el fuego y los gritos de la gente del barrio. Nos enteramos de las muertes por publicaciones puntuales en Facebook cuando conseguíamos conectarnos. Pero, cuando vinieron a nuestro edificio, pensamos que ya era nuestro fin», recordó.

Militares sirios
Pie de foto,La llegada del ejército sirio impidió que la masacre fuera aún mayor.

Explicó que los asaltantes «iban en busca de dinero. Llamaron a la puerta de nuestro vecino y se llevaron su coche, su dinero y todo el oro y los objetos de valor que tenía en su casa. Pero no lo mataron».

Ali y su familia fueron acogidos por sus vecinos suníes, que siguen una rama diferente del Islam, y ahora se están quedando con ellos: «Vivimos juntos durante años alauitas, suníes y cristianos. Nunca habíamos experimentado algo así», me comentó.

«Los suníes se dispusieron a proteger a los alauitas de la matanza que se produjo y ahora las fuerzas oficiales están en la ciudad para restablecer el orden», agregó.

Ali describió que las familias fueron alojadas en una escuela de un barrio que es predominantemente sunita, donde estarán protegidas hasta que los miembros de las facciones que llevaron a cabo las matanzas sean expulsados de Baniyas.

Nuevas facciones armadas

La violencia comenzó el jueves después de que los leales a Assad, que se negaron a entregar las armas, tendieran una emboscada a las fuerzas de seguridad en las ciudades costeras de Latakia y Jableh, matando a decenas de ellos.

Ghiath Dallah, un ex general de brigada del ejército de Assad, ha anunciado una nueva rebelión contra el actual gobierno y ha dicho que está creando el «Consejo Militar para la Liberación de Siria».

Algunos informes sugieren que antiguos oficiales de seguridad del régimen de Assad que se negaron a entregar las armas están formando un grupo de resistencia en las montañas.

Fares aseguró que la mayoría de la comunidad alauita los rechaza, y culpa a Dallah y otros partidarios de Assad de la violencia.

«Se benefician del derramamiento de sangre que está ocurriendo. Lo que necesitamos ahora es que prevalezca la seguridad oficial y se procese a los asesinos de las facciones que cometieron los asesinatos en masa para que el país recupere la seguridad», afirmó.

Pero otros también culpan al presidente interino, Ahmed el Sharaa, a quien acusan de haber desmantelado los cuerpos de seguridad, ejército y policía de Siria sin una estrategia clara para los miles de oficiales y personal que se quedaron sin empleo.

Algunos de estos individuos, especialmente entre la policía, no estaban implicados en los asesinatos durante el régimen de Assad. Las nuevas autoridades también despidieron a miles de empleados públicos de su trabajo.

El desafío de Sharaa

Fuerzas de seguridad leales al gobierno interino sirio colocan una torreta sobre un vehículo blindado estacionado en Latakia.
Pie de foto,Fuerzas de seguridad leales al gobierno interino sirio colocan una torreta sobre un vehículo blindado estacionado en Latakia.

Con el 90% de la población de Siria viviendo por debajo del umbral de pobreza y miles de personas sin ingresos, es terreno fértil para una rebelión.

En Siria hay opiniones divididas sobre lo que está sucediendo: la comunidad en general rechaza el asesinato de civiles y se han organizado manifestaciones en Damasco para lamentar las muertes y condenar la violencia.

Pero, en los últimos dos días, también hubo llamamientos a la «yihad» en diferentes partes de Siria; los residentes de Baniyas alegaron que, junto con las facciones, había algunos civiles que estaban armados y se unieron a las fuerzas para matar.

La mayoría sunita de Siria ha sufrido atrocidades a manos de las fuerzas del régimen de Assad durante los últimos 13 años, lo que ha alimentado el odio sectario, principalmente hacia la minoría alauita y algunos de sus miembros a quienes se asocia con crímenes de guerra.

Según grupos de derechos humanos, hay pruebas de que agentes de seguridad alauitas estuvieron involucrados en el asesinato y tortura de miles de sirios, la mayoría musulmanes sunitas, durante el régimen de Asad.

Los miembros del ejército y de las fuerzas de seguridad que fueron asesinados pertenecen en su mayoría a la comunidad sunita y ahora algunos de sus integrantes están pidiendo represalias, pero el presidente ha pedido calma.

Sharaa, cuyas fuerzas islamistas derrocaron a Asad hace tres meses, debe ahora encontrar un equilibrio entre la seguridad de todos y la justicia por los crímenes del régimen del expresidente y sus cómplices.

Aunque tiene autoridad sobre algunas de las tropas que le ayudaron a llegar al poder, algunas facciones están claramente fuera de su control, e integran a combatientes extranjeros con una agenda islamista radical.

Para llevar a Siria a un futuro seguro y democrático, muchos sostienen que Sharaa necesita poner fin a la presencia de combatientes extranjeros y promulgar una constitución que proteja los derechos de todos los sirios, independientemente de su origen o religión.

Aunque aparentemente se está trabajando para crear el marco jurídico de esa constitución, controlar a las facciones violentas y expulsar a los combatientes extranjeros se plantea como un gran desafío.

bbc mundo

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