250.000 niños no acompañados llegaron a Estados Unidos entre 2021 y 2022, solo el año anterior, en El Paso, se dieron casi mil rescates. La mayoría de estos infantes terminan trabajando a tiempo completo con identificaciones falsas
Fotos: Luna Perdomo
Una muñeca está acostada boca abajo en territorio mexicano, a escasos metros del muro fronterizo de Estados Unidos en el sector de El Paso; alrededor, huellas de zapatos en distintas direcciones marcan el rumbo de los migrantes que deambulan de un lado a otro esperando el momento ideal para cruzar la última frontera y pisar suelo estadounidense.
En tierras norteamericanas, la parte delantera de un camión de juguete amarillo y la muñeca de trapo dan cuenta del rastro de los niños que llegan a esta nación y que van dejando atrás sus pocas pertenencias.
Una de las escenas más dolorosas de la migración es la de menores no acompañados que viajan a Estados Unidos (EEUU) desde distintos países, un fenómeno que ha crecido en los últimos años y que, lejos de decrecer, se ha mantenido.
Una investigación de The New York Times encontró que 130.000 menores no acompañados ingresaron a Norteamérica en 2022, cifra que representa el triple de registros de los últimos cinco años y 250.000 niños llegaron solos a ese país entre 2021 y 2022. La mayoría de estos infantes terminan trabajando a tiempo completo con identificaciones falsas.
Desde entonces, «la cifra de niños migrantes solos ha permanecido estable, no ha crecido, pero tampoco ha disminuido. Seguimos encontrando menores de edad tratando de ingresar de manera ilegal por el sector de El Paso, Texas. Es una situación lamentable», afirma Claudio Herrera, funcionario de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés).
En 2023 se dieron casi mil rescates de menores de edad solo en la zona de El Paso que quedaron abandonados a su suerte por organizaciones criminales que trafican con migrantes.
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En estos datos se incluyen los niños desde uno hasta los 17 años. Los funcionarios han encontrado menores en la soledad del desierto de tres, cuatro y hasta seis años de edad, enfrentando solos los peligros de la zona: las altas temperaturas en el verano y el frío del invierno.
Orlando Marrero Rubio, funcionario de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, describe el desierto como «una boca de lobo porque no se ve nada en la noche» y recuerda que hace poco más de un año, en la oscuridad, unos traficantes de migrantes lanzaron a dos niños por el muro fronterizo, quienes fueron captados por las cámaras de seguridad y los agentes lograron rescatarlos.
El niño de cuatro años, que fue arrojado por encima de la barrera, a nueve metros de altura, resultó ileso. Viajaba junto a otro menor, de ocho años de edad, que también fue tirado; se desconoce si los adultos que lo tiraron eran familiares, pero cuando llegaron los funcionarios, fueron recibidos con disparos. Este episodio ocurrió en mayo de 2023 en San Diego, estado de California, que limita con Tijuana (México).
Claudio Marrero cuenta que en otra jornada, a las 3:00 de la madrugada, agentes de migración encontraron en el desierto a «una pequeña de tres años de edad, quien había sido separada de su madre un día antes por las organizaciones criminales en México».
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El informe anual del año fiscal 2023 del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EEUU (ICE) indica que el Programa de Asistencia a Víctimas (VAP, por sus siglas en inglés) asistió en ese período de tiempo a 7.110 personas, en las que estaban incluidos 1.919 menores de edad; de estos, 1.647 fueron identificados como víctimas de explotación infantil.
Claudio Herrera explica que una vez que los menores de edad ingresan a Estados Unidos son llevados a instalaciones de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), pero la ley establece que los niños no pueden permanecer en estos recintos por más de 72 horas por no estar diseñados para cuidados por tiempos prolongados; luego de ese período, los infantes son transferidos a la oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR) del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés).
En las instalaciones del Reasentamiento de Refugiados se encargan de ubicar a los niños con algún familiar en EEUU, conocido, o patrocinador, mientras están en estas instalaciones reciben atención médica, educación, apoyo emocional y psicológico.
Un reporte del pasado mes de agosto de la Oficina del Inspector General de Estados Unidos (OIG) indicó que el Servicio de Inmigración y Aduanas no posee información sobre el paradero de más de 32.000 menores de edad no acompañados que migraron a EEUU entre 2019 y 2023, que fueron entregados bajo la custodia de un familiar o un patrocinador y que tuvieron que haber comparecido a sus citas en la Corte de Inmigración y no lo hicieron.
Estos niños forman parte de los más de 448.000 que el Departamento de Seguridad Nacional le transfirió al Departamento de Salud y Servicios Humanos en ese tiempo.
El informe pide al ICE tomar acciones inmediatas para «proteger la seguridad de los migrantes menores que residen en Estados Unidos» para que no sean víctimas de trata, explotación o trabajo forzoso.
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