Los tiempos que transcurren en nuestro presente cambiante, parecen invitar a la consideración de más de un fenómeno, como también al desarrollo de más de una reflexión importante, relacionadas con las formas de expresión de la comunicación política de cara a las mayorías desencantadas y mayormente sobre-informadas de la actualidad.
Pues sucede que esto viene convirtiéndose en la tendencia actual, que está condicionando la escena pública del debate político, y su proyección a diversas capas de las sociedades. Mediante lo cual unos y otros sacan sus cuentas de su aceptación o rechazo, de su incidencia efectiva o inefectiva en un determinado entorno; sobre el cual se desea tener una determinada presencia o visibilidad, a fin de favorecer una idea o algún objetivo político particular.
Aunque como cosa curiosa que no debe dejar de destacarse, a fin de invitar a una toma de conciencia entre los factores democráticos, en un país todavía altamente desorientado como Venezuela, en cuanto respecta a asuntos políticos partidistas. Se encuentre el fenómeno de la aparente poca capacidad de innovación de las fuerzas políticas tradicionales, en los campos de las nuevas tecnologías de la información 1. Ya que ahora mismo es de dominio público, como sus afanes propagandísticos, argumentales, etc; pasan realmente poco por el diseño de una organizada campaña informativa, cuyo fin principal sea la politización de la ciudadanía, aprovechando las dinámicas comunicacionales del presente. Al ser capaces estás, de favorecer la difusión y recepción de mensajes, como quizás nunca llegó a poder imaginarse que fuese posible.
Las razones para que esto último haya de ser así, pueden ser varias, incluso a escala regional 2. Pues los actores políticos que lideran en promedio las organizaciones de tipo partidista, son en promedio individuos pertenecientes a generaciones anteriores, que conciben la política y su ejercicio, muy relacionada con el diseño y consolidación de estructuras físicas funcionales, que sean capaces de reportar presencia como incidencia en determinados espacios, en favor de la familia política con la que pueda estar directamente relacionada.
Y que además como principales mecanismos para la persecución de adhesiones ciudadanas, suelen privilegiar formas algo clásicas en pro de conquistas de voluntades 3, que en entornos donde los autoritarismos o los clientelismos políticos, pueden tener formas de expresión coactivas diversas, han de conseguir la estéril utilidad generalmente correspondiente, a las anécdotas pintorescas, cuando hayan de expresarse en el momento equivocado y ante la audiencia equivocada.
Haciendo que esta forma posiblemente anticuada de ver la comunicación política, al menos en entornos donde los vacíos políticos son muy pronunciados, gracias al hastío ciudadano o descrédito de las organizaciones partidistas, entre otras causas. Pueda terminar provocando que fuerzas constructivas en el campo de la política, puedan ser atropelladas sin mayor consideración de los nuevos públicos desencantados y sobre informados; por la irrupción de nuevos actores, capaces de imponer retóricas argumentales, a audiencias cada vez más grandes y segmentadas 4. Sin tener además que requerir exactamente, la tenencia de ingentes recursos financieros y logísticos, con los cuales dar forma ante el colectivo, a una marca determinada política que despierte las atenciones suficientes, con las cuales empezar a despertar el interés y simpatía de la ciudadanía.
El caso último de Argentina, con la elección de un nuevo presidente en 2023, que no proviene de algún partido político tradicional, y que tampoco ha de contar a su favor, con alguna estructura político-burocrática, capaz de favorecer su candidatura de discurso anti-sistémico, puede dar una idea de cómo sin mayores recursos tradicionales, un recién aparecido en política, puede aprovechar los recursos tecnológicos y comunicacionales del presente, y llegar a conquistar la cima del poder público, en un país de nuestro entorno 5.
Podrá decirse que actores como el último mencionado, también aprovechan la existencia de vacíos políticos muy grandes, Así como dinámicas de expresión del voto protesta, más que contundentes a la hora de manifestarse. Esto es una verdad que también está presente. Pero sucede que a la hora de manifestarse tal cuestión, parecen también estar quedando en la calle de las preferencias electorales, los actores de discursos constructivos, incapaces de avanzar en la modernización de su agenda comunicacional 6.
La cual a nuestro modo de ver, además de cuidar una bien pensada carta de presentación, así como la confección de un argumentario claro y definido, generalmente identificado con diversos asuntos sensibles a las mayorías postergadas. Debe ante todo buscar afianzar sus capacidades de incidencia entre los colectivos sociales, para con ello garantizar el traslado eficiente de sus mensajes, a las audiencias crecientes del momento actual, en el mundo interconectado que tenemos.
En Venezuela por ejemplo tenemos un país mayoritariamente joven. La población de mayor edad no supera en mucho, según los cálculos más autorizados el 12% de la población 7. Tal público joven debe encabezar la audiencia de contenidos digitales diversos, que en el país ha de contar con no menos de 20.000.000 de líneas telefónicas, asociadas a dispositivos inteligentes, en un porcentaje no menor al 80%.del total mencionado 8. Así como también seguramente, tener un peso importante entre los usuarios de redes sociales como Facebook, la cual hasta donde se sabe, parece contar con 12 millones de usuarios.
Siendo esto más o menos así, en el campo comunicacional a escala nacional. Donde podemos constatar la existencia de una amplia y variada audiencia sobre la cual buscar tener presencia e incidencia. ¿Puede entenderse que desde las fuerzas políticas democráticas, no se aborde con suficiente consistencia, las formas de expresión de la comunicación del presente? ¿Puede verse bien que no se considere necesario, el confeccionar equipos comunicacionales suficientemente capaces, para diseñar estrategias propagandísticas, acordes con las dinámicas de la información de los tiempos en desarrollo?
La respuesta para el par de preguntas últimas formuladas por aquí, parecen tener una respuesta clara, a partir de lo expuesto en las líneas anteriores. Aunque el reconocimiento de tal respuesta como elemento útil, para el fortalecimiento de la democracia en tiempos adversos, también requerirá del desarrollo de formas de involucramiento de los decisores políticos, respecto a fenómenos que seguramente hoy puedan superarlos en algunos aspectos, pero que se hacen indispensables para que tales decisores, puedan aumentar las cuotas de eficiencia de su accionar, de cara a un público que establece formas de relacionamiento cada vez más horizontales. Y donde por cierto no parece haber mayor lugar, para los perfiles indiscutidos o casi sagrados, de los definidores de opinión del pasado.
Ya que si bien tales referentes comunicaciones y políticos (En más de un caso fusionados en ambos roles), podían contar con audiencias fijas, capaces de garantizar su incidencia argumental, respecto de la sociedad de la cual eran parte. Es claro que en nuestro presente, tal cuestión parece haberse evaporado de la escena pública del devenir actual del siglo XXI, por culpa del mundo que no se cansa de cambiar día tras día. Lo cual forzosamente claro está, incluye a los individuos que forman parte de él, sus anhelos, aspiraciones y sentires. Los mismos que por cierto como nunca, están mereciendo atenciones y abordajes diversos, por parte de quienes estén interesados en ganar visibilidad y reconocimiento, ante colectivos humanos tremendamente heterogéneos, en tiempos de crecientes incertidumbres.
Caracas, 26 de enero de 2024
Luis Samuel Madrid R
Politólogo – Investigador.
